"A la vera del camino"
30-7-2003
--Venía yo caminando,
Por la vera del camino
tú, venías en tu jaca,
cabalgando, despacito.--Tu porte, era de nobles
lo adiviné, en tu atavío
de terciopelos bordados,
que lucías, con señorío.
--Pero tus ojos, mozuelo
muy grandes y renegríos
parecían, dos farolas,
que con lenguas de un volcán
las habían encendido.
--Al verme, tú, te apeaste
y, con ademán muy fino
y una leve inclinación
de tu cuerpo muy esbelto
me invitaste a sentarme
a la vera del camino.
--No sabía de dónde eras
ni por dónde habías venido,
pero tus ojos, ¡Brillaban!
como el filo, de un cuchillo
como el filo de una faca,
que atravesaba el sentido.
--De pié, temerosa yo seguía
a la vera del camino
pues, cuánto más te acercabas,
con tus ojos encendidos
mi sangre, se congelaba
con temblor, y escalofríos.
--De pronto, un rayo de sol,
que desde el fino follaje
de un árbol, había salido,
te encegueció, de repente
he hizo que te montaras,
en tu jaca, ¡Bien erguido!
y, siguieras cabalgando
por donde habías venido
y yo, seguí caminando
por la vera del camino.
--Tú, eras como Lusbel
de hermoso, traje vestido
y aquél rayito de sol
era Dios, que desde el árbol
se me había aparecido
y, me salvó de tus garras
y de tus negros instintos.
--Y yo, seguí caminando,
¡Por la vera del camino!
Susana Gutiérrez Calderón.