--¡Hace tanto que no observo las estrellas!
Pero sí, ahora recuerdo aquella noche
noche tan especial, la noche aquella.
Cuando sentada en la butaca, a cielo abierto
oía la voz; y digo oía,
porque entornados los ojos por instantes
al abrirlos, la cruz del sur se movía.
Con un oído escuchaba al Paz como cantaba
y con el otro, el susurrar del viento y sus caricias.
Las estrellas han de ser siempre las mismas.
¡Fue tan especial la noche aquella!
Que la he de recordar mientras yo viva.
Susana Gutiérrez Calderón.